“INSTRÚYANSE, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia…
CONMUÉVASE, porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo…
Y ORGANÍCENSE, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza.” (Antonio Gramsci)
Hemos sido expulsados de la tierra y de la historia, y hemos encontrado refugio en la sombra, en el misterio. De allí hemos salido. Así nos hemos encontrado. Para luchar contra el capital y el estado, que se declararon en guerra contra su propio pueblo. Nuestros rostros cubiertos y nuestros pasos clandestinos se levantan hoy como antes contra la dictadura hecha gobierno, trocada en democracia genocida que solo ofrece hambre y miseria para los más, y cárceles y fosas comunes para el pensamiento y la acción. La maquina de muerte de la oligarquía rancia que mal gobierna el país, llamada ahora Seguridad Democrática está enfilando sus baterías contra cualquiera que se atreva a oponérsele, y consolida la dictadura fascista que ahora pretende reeligirse en cabeza de Álvaro Uribe o de cualquier otro, con la aprobación y el apoyo claro está, de su poderoso amo del norte: el gobierno norteamericano y sus bases instaladas en territorio patrio.
Bien sabemos de los métodos del establecimiento para mantener del status quo, de la persecución generalizada hacia toda organización y movimiento social de oposición, de los desplazamientos y masacres a las comunidades que se convierten en base de apoyo de la izquierda organizada, de los asesinatos y desapariciones de miles y miles de jóvenes y luchador@s sociales, de los vejámenes sexuales cometidos contra las mujeres inmersas en la guerra, del exterminio contra movimientos y partidos políticos de izquierda, de la tortura o la amenaza de esta a tod@ colombian@ rebelde.
Bien sabemos de la oscura noche paramilitar que se cierne con mas intensidad en todo el país, de nuestro suelo colmado de fosas comunes con los cuerpos de hombres y mujeres que lucharon por una Colombia mejor, del autoritarismo y la represión instaurados como política oficial, de la sociedad de control vigilando con sus aparatos policiales y su tecnología invisible cada paso de aquell@s inconformes que deciden pensar y actuar.
La muerte hecha mercado, aquella que mata de hambre, de desempleo, de explotación, de miseria y de olvido, desata su guerra contra los pueblos de Colombia y del mundo, de la mano de la muerte hecha represión, la misma que mata de exterminio, de tortura, de desaparición, de genocidio, de racismo. Muerte-mercado y muerte-represión son las dos caras complementarias del neoliberalismo, una no existe sin la otra.
Entonces ¿Qué nos queda por hacer a nosotros, jóvenes en rebeldía contra el capital y el neoliberalismo? ¿Cómo responder a la brutal violencia que pretende coaccionar nuestros cuerpos y nuestras mentes? ¿Como resistir a la cultura del miedo, del desengaño y del nada hacer?
Tenemos, tienes dos opciones: la primera y más fácil, adaptarse. Adáptate dicen todos, quizás tu familia, tus maestros, el televisor y sus noticias, todo el mundo, adáptate al desencanto del sistema opresor y a su hipocresía, disfrazada de individualismo, y contribuye al engranaje de su accionar para el exterminio de mentes disidentes.
Adáptate, trabaja en donde puedas, pasa sobre quien sea, vende tus valores e ideales, y si es a una multinacional, mejor, se parte de ellos, los explotadores. A espaldas del sufrimiento indecible de los más, quizás de los tuyos.
La otra opción, la que venimos a reafirmar hoy, es RESISTIR. Resistir al sistema-mundo: al neoliberalismo y todo lo que representa, a existir resistiendo, es decir, a existir dignamente. A luchar por un país y un mundo mejor manteniendo la mano levantada, para preguntar, para criticar, pero no solo para eso, para pasar a la acción, levantando la mano que ahora es puño para gritar una consigna, para transformar tu rabia en rebeldía, y unirlas para señalar al opresor, para decir ¡Ya basta!. ¡Resistir es existir!
Y más aún, para levantar un lápiz, un libro, una piedra, una barricada, una molocha, para levantar con una mano, muchas manos, unirse a un pueblo ya levantado, el puño alzado del indio y su bastón de mando, el puño alzado del campesino que levanta su machete, el puño alzado del trabajador que levanta su martillo, el puño alzado del joven que en señal de ternura también levanta el dedo corazón, el puño alzado de miles de hombres y mujeres que levantaron y levantan armas por un futuro mejor.
"Y miren lo que son las cosas porque, para que nos vieran, nos tapamos el rostro; para que nos nombraran, nos negamos el nombre; apostamos el presente para tener futuro; y para vivir... morimos." Subcomandante Marcos.
Pero, se preguntarán ustedes ¿Quiénes somos? Somos ENCAPUCHARTE.
Somos un encuentro, una confederación de colectivos autónomos de resistencia. Somos jóvenes colombianos, hombres y mujeres comunes y corrientes alzados en rebeldía, pobladores de Macondo buscando en la oscuridad retazos del mañana, con la comprensión que solo en la colectividad, solo en la organización de nuestras ideas y de nuestras luchas, se encuentran las claves de nuestra definitiva liberación. Nuestros caminos individuales y colectivos, cortos o largos nos han mostrado que solo encontrándonos existimos como luchadores por una Colombia mejor y posible.
Creemos en el quehacer transformador, en el ejercicio de la política revolucionaria desde abajo y a la izquierda, en la transmisión de la pasión, en la reconstrucción de los afectos y en el desarrollo de una conciencia socialista que permita desmantelar la hegemonía de las clases dominantes. Creemos que solo a través de la acción se construye conciencia política, tenemos la certeza de que la estructuración de la nueva sociedad estará determinada por la práctica social y no será resultado de un laboratorio político. Por lo tanto creemos en la acción directa, en la confrontación popular con el Estado, en la extensión de los disturbios y en la subversión de la cotidianidad.
Creemos en la capucha, en el acto de encapucharse como ejercicio de rebeldía, como un instrumento que protege nuestros cuerpos y nuestras organizaciones de la eliminación física, y más aún como un símbolo planetario de resistencia. Hermanos y hermanas en todo el mundo se encapuchan para confrontar el capital, desde Chiapas en México, a Palestina en Oriente Medio, pasando por la Grecia insurrecta de hace unos meses y la otra Colombia por supuesto. La capucha es el espacio para el encuentro, para la colectividad en la clandestinidad, para la desprotagonización de la lucha, para reconocernos y sabernos muchos y diferentes, negros, blancos, indios, mestizos, altos, flacos, gordos, bajitos, bonitos y feos, todos bajo una misma identidad, la identidad de la voluntad de lucha, todos bajo un mismo sonido, el sonido rebelde de abajo y la izquierda, todos bajo un mismo color, el color de la dignidad.
Creemos en la alegría, la alegría de luchar, de la certeza de la resistencia no como un sacrificio, sino como una razón de vida, al fin y al cabo la revolución es una fiesta, es canto, es baile, es pasión, es amor. Nos sabemos parte de una generación rebelde, de un pueblo rebelde con una inmensa historia de lucha y dignidad, la rebelión nos saluda temprano, para continuar el papel histórico que nos corresponde como revolucionarios. Porque la opción es combatir, la opción es resistir te invitamos entonces a rebelarte, te invitamos a ENCAPUCHARTE.
“Hay que bailar, hermano, hay que bailar. Hay que bailar y hay que cantar, y no sólo a la muerte, ni cantar sólo las derrotas. Hay que cantar a la vida, porque si se vive en función de la muerte, uno ya está muerto. Las personas que viven sólo de los recuerdos están muertas, el recuerdo sin porvenir lo único que trae es tristeza, y la tristeza no genera lucha nunca, nunca.” Jaime Bateman Cayón
Colectivos adherentes a la plataforma ENCAPUCHARTE:
Clanes estudiantiles
Juventudes M-19
Kolektivo Alma del 68
Kolektivo S.U.R
Movimiento I.R.A
Movimiento Jaime Bateman Cayon
Aquel que quiera un mundo mejor…que tire la primera piedra.!!!