Dos caminos, dos celebraciones, dos rebeldías de Nuestra América, dos nuevos mundos que nacen, dos dignidades que son millones, y que resisten, y avanzan. Cuba celebra 52 años de revolución y digna impertinencia con el Imperio, mientras en Chiapas México se conmemora el 27 aniversario del nacimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, y los 17 años del inicio de la guerra contra el olvido en el festival mundial de la digna rabia. Dos dignidades que son una sola, que se encuentran y comunican, y se aprenden mutuamente, como lo manifiesta el Subcomandante Marcos en el siguiente texto.
Algo de Geografía y Calendario básicos.
Hay en el Caribe, tendida al sol y cual verde caimán, una alargada isla. “Cuba” se llama el territorio y “Cubano” el pueblo que ahí vive y lucha. Su historia, como la de todos los pueblos de América, es una larga trenza de dolor y dignidad.
Pero hay algo que hace que ese suelo brille. Se dice, no sin verdad, que es el primer territorio libre de América. Durante casi medio siglo, ese pueblo ha sostenido un desafío descomunal: el de construirse un destino propio como Nación. “Socialismo” ha llamado este pueblo a su camino y motor. Existe, es real, se puede medir en estadísticas, puntos porcentuales, índices de vida, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación, desarrollo científico y tecnológico. Es decir, se puede ver, oír, oler, gustar, tocar, pensar, sentir. Su impertinente rebeldía le ha costado sufrir el bloqueo económico, las invasiones militares, los sabotajes industriales y climáticos, los intentos de asesinato contra sus líderes, las calumnias, las mentiras y la más gigantesca campaña mediática de desprestigio.
Todos estos ataques han provenido de un centro: el poder norteamericano. La resistencia de este pueblo, el cubano, no sólo requiere de conocimiento y análisis, también de respeto y apoyo. Ahora que tanto se habla de defunciones, habría que recordar que ya se llevan 40 años de tratar de enterrar al Che Guevara; que a Fidel Castro lo han declarado muerto ya varias veces; que a la Revolución Cubana le han marcado, inútilmente hasta ahora, decenas de calendarios de extinción; que en las geografías que se trazan en las estrategias actuales del capitalismo salvaje, Cuba no aparece, por más que se empeñen. Más que como ayuda efectiva, como señal de reconocimiento, respeto y admiración, las comunidades indígenas zapatistas han enviado un poco de maíz no transgénico y otro más poco de gasolina. Para nosotras, nosotros, ha sido nuestra forma de hacerle saber a ese pueblo que sabemos que las más pesadas de las dificultades que padece, tienen un centro emisor: el gobierno de los Estados Unidos de América. Como zapatistas pensamos que debemos tender la mirada, el oído y el corazón hacia este pueblo. No vaya a ser que, como a nosotros, se diga que el movimiento es muy importante y esencial y bla, bla, bla; y cuando, como ahora, somos agredidos, no hay ni una línea, ni un pronunciamiento, ni una señal de protesta.
Cuba es algo más que el extendido y verde caimán del Caribe. Es un referente cuya experiencia será vital para los pueblos que luchan, sobre todo en los tiempos de oscurantismo que se viven ahora y se alargarán todavía algún tiempo. En contra de los calendarios y geografías de la destrucción, en Cuba hay un calendario y una geografía de esperanza.
Por esto ahora decimos, sin estridencias, no como consigna, con sentimiento: ¡Que viva Cuba! Muchas gracias.
Subcomandante Insurgente Marcos.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
Diciembre del 2007.